domingo, 24 de marzo de 2013

¡ MAÑANA SERÁ OTRO DÍA !

La primera vez que vi “Lo que el viento se llevó”, mi madre me puso merienda para llevar al cine. Era una película de cuatro horas y había un descanso a la mitad. Mi conclusión final, cuando salí del cine, fue que era muy bonita, que era muy larga y que el capitán Rhett Buttler era tonto porque cuando ella ya le decía que le quería, se marchaba de casa. Pero eso (pensé) era de mentiras, porque luego se le pasa el enfado y vuelve. Tenía que volver,… tenían que ser felices para siempre,…Mi mente no estaba preparada para finales “bruscos”.
La segunda que vi “Lo que el viento se llevó”, la echaban por la tele. Hicimos sesión familiar y fiesta, porque preparamos bandejas para cenar delante de la tele. Jo, hicimos sándwiches (como los americanos, con pan de molde y varios pisos…) y pusimos refrescos y cerveza (a elegir, según la edad, claro). Bueno, bueno, bueno,… las conclusiones ya fueron más “profundas”. La primera, una decepción, la historia era la que era y Rhett se iba y ya, no había más. También me di cuenta de que la señorita Escarlata era una caprichosa, que Ashley Wilkes no era el héroe que se había montado Escarlata, y que Rhett tenía muchísima paciencia.
¡Ajá, que el libro anda por casa! Ya empezamos, habrá que leerlo. Era lo más gordo que había visto en mi vida y claro está, un reto. Poco a poco, página a página, entré en aquellos tiempos de esplendor, fiestas y despreocupación. Tiempos y comportamientos que desaparecieron para siempre con la guerra civil.
Viví una guerra civil, que pasó no sólo a la historia de los Estados Unidos de América, sino a la Historia Mundial gracias a las innumerables películas y libros que se han inspirado y siguen inspirándose en ella. .. La esclavitud, y los primeros tiempos de su abolición.
Pero, sobre todo, se me mostraron distintos caracteres y distintas formas de enfrentarse a la misma realidad.
La importancia de la tierra, los orígenes, las raíces, el “mañana volveré a Tara” como si fuera el punto de referencia, la madre, aquello que te mantiene lúcido en momentos de dudas o desesperación cuando todo se derrumba, el refugio donde nada malo te puede pasar.
El “¡a Dios pongo por testigo…!” Como grito de guerra, remate de la decisión final e irrevocable, el ir hacia delante cueste lo que cueste,…
Y, sobre todo, el “Hoy estoy muy cansada para pensar, ya pensaré mañana Después de todo, mañana será otro día”. La lucidez suficiente para poner freno a los impulsos, esperar a encontrar soluciones con calma y meditación. Eso sí que me impresionó, aunque bien mirado, no deja de ser el “consultar con la almohada” pero puesto en película de Hollywood, que parece que lo han descubierto ellos.

Aunque la señorita Escarlata fuera una niña consentida y caprichosa, ambiciosa y manipuladora… me enseñó una buena lección: por muy difíciles que se pongan las cosas, por muy indefenso que te encuentres, por muy impotente que te sientas, por muy agotado que te dejen… si perseveras en buscar la solución con paciencia, con calma, con determinación, ordenando tus ideas, y sopesando opciones, no hay duda de que ¡MAÑANA SERÁ OTRO DÍA!

martes, 5 de marzo de 2013

RECUERDO DE UN PAYASO

El primer recuerdo que tengo de un payaso es entrando en el recinto del Circo de la mano de mis padres y un señor enorme que se me venía encima. Llevaba unos zapatones extrakilométricos que creo que pisé, una chaqueta horrible de colorines, una peluca estropajosa, la cara pintarrajeada y una nariz roja como una pelota de tenis. 
 ¡¡¡QUE NO ME GUSTAN LOS PAYASOOOSSS!!! Ya está, lo acababa de descubrir, eran A-GO-BIAN-TES, esa es la palabra. Eres un niño, del tamaño de un niño, es decir, pequeño, con una mente de niño. El espacio libre de tu mente es enorme, hay millones de datos que aún no has procesado, millones de imágenes que aún no han entrado, millones de situaciones que no has vivido, ¿y se te viene encima una cosa de colorines hablando como nunca has oído, haciendo cosas extrañas, con pies desproporcionados, pelos imposibles y narices que no has visto en tu vida? Lo cierto es que aquella misma tarde me di cuenta de que si no invaden tu espacio vital, los payasos podían estar bien, salvando el hecho de que el listo es tonto, el tonto es listo y los dos hacen tonterías…Pero a mí lo que me enganchó del Circo fueron los trapecistas. Para mí fue más llamativo verles volar, hacer giros y piruetas, ¡¡¡y no se me tiraron encima!!!! Mi relación con los payasos ha sido, toda mi vida, de “cordial alejamiento físico”, yo no les molesto y ellos me dejan en paz.
Pero,… (En la vida siempre hay un pero, un después, un algo más, un hasta que,…)  
Pero-después-más tarde-un día-algo más-hasta que una tarde mi amigo Juan (el “referido” en la cabecera de mi blog) me dijo que me presentara en un ensayo de su grupo de teatro. A la hora indicada, cámara en mano, (y botella de agua en la otra, porque tenía mucha sed) me presenté en el punto de encuentro. Personas totalmente desconocidas ensayando una obra desconocida,… y, quien me acababan de presentar como Pepe, que simulaba tener algo en la mano y que empezaba a contar: “¿a dónde vas?, al cine, ¿y qué vas a ver?, Quo Vadis, ¿y qué significa?, ¿dónde vas?, al cine, ¿y qué vas a ver?, Quo Vadis…."
Nadie me ha hecho reír tantas veces ni tan seguidas con la misma historia tonta como Pepe y su personaje. Pero ¿qué lleva en la mano? Lleva globos, es un payaso….
…¡Y no se vayan todavía, aún hay más! Meses más tarde, me encontré a Pepe vestido de payaso, con sus zapatones extrakilométricos, la cara pintarrajeada, un pelo imposible y una nariz como una pelota de tenis…. Esta vez representaba a Tonete…. Nadie me ha hecho reír ni cantar tan fuerte, ni disfrutar tanto con el rap de “Hola don Pepito”… como Pepe…

Y gracias a Pepe, no me he reconciliado con los payasos, no. Me he dado cuenta de que el payaso es un personaje muy difícil de representar, que hacer reír es un reto y mucho más hacer reír a un niño. Y que hay personas que se entregan a sus retos con todas sus fuerzas.  Como Pepe, que además de sus payasos ha interpretado a muñecos diabólicos, a patanes integrales, a soldados futuristas que descubren su corazoncito, a sacerdotes exorcistas, a aviadores perdidos, e incluso a expertos bailarines asesinos como Vincent Vega,.. Y me dejaré alguno más… (Como cuando contaste el cuento del elefante cautivo).
Hay personas que entran discretamente en tu vida sin aspavientos, sin llamar la atención, sin hacerse notar, pero que te enriquecen más que un batido energético para desayunar. Gracias Pepe, por cruzarte en mi vida y por enseñarme tantas cosas con tu trabajo y tu esfuerzo, con tu carácter sosegado y con tu comportamiento dulce y cariñoso.  
Vuelve pronto, como Tonete, como Chuky o como Vincent, pero vuelve pronto y no olvides que “si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad” (Walt Disney). Y lo digo porque algunos ya estamos soñando con tu vuelta...