lunes, 9 de septiembre de 2013

RECUERDO DE UNA ESPERANZA QUE SALIÓ VANA

- ¿No sabes? Ha venido Roberto y me ha dicho que le gusta mi camiseta, que estaba muy guapa con ella, que me favorece… - Eso es que le gustas, dice tu amiga con cara de entendida,
- Pues no me había fijado, no creo, a lo mejor es que le gusta la moda y me encuentra elegante. Y empezabas a pasar los días esperando que el tal Roberto te volviera a decir algo, pero sólo para confirmar ¿eh? Y te decía “hola” y te preguntaba por el control de mates, y bueno, eso ya era una señal… Y sobre todo la señal definitiva era que tus amigas habían notado algo en la forma en la que te había preguntado por la traducción de latín,…
- Fijo-fijo que te pide salir. Pues a ver qué le contesto yo, porque me pilla en blanco. Y cuando ya todo indicaba que te iba a pedir salir y decidías que bueno, que te ibas a hacer de rogar que lo ibas a pensar,… pues iba Roberto y no venía a clase porque había cogido la gripe.
- Pero cuando vuelva, fijo-fijo que te lo pide. Las amigas que lo ven todo desde fuera y son más “objetivas”, más “experimentadas” y más “entendidas” que tú. Y volvía de su gripe y no te decía nada, pero es que llegaban los exámenes y claro, hay que estar despejado, sólo se debe pensar en los exámenes. Lo malo es que llegaban los exámenes de Roberto y los tuyos, y te pasabas las horas encima del libro pensando cómo le ibas a explicar a Roberto que ahora tus estudios eran lo primero, lo más importante, que no podías distraerte que mejor quedar en una bonita amistad con vistas a un futuro más maduro… Y ala, que suspendías Lengua,… tanto pensar, tanto pensar,… Ahora, definitivamente, no puedo salir con Roberto, no, tengo que centrarme en mis estudios, ser responsable,
Bueno, a no ser que se ponga muy pesado y que no pueda vivir sin mí, claro… si es así, bueno, podríamos probar a ver cómo nos va ¿que perdemos? Sí, mejor probar porque luego te arrepientes de no haberlo hecho y quién sabe si a lo mejor Roberto es el hombre de mi vida y sólo necesito conocerlo mejor. Y mira por donde ha llegado el fin de curso y entre unas cosas y otras resulta que te han dado las vacaciones y no te has despedido de Roberto.
- Pero chica, ¿es que no le has dado el teléfono? Eso tus amigas las listas y entendidas…
- Pues no…
- Vaya, ¡que tonta! Vamos, vamos y eso que si quiere, puede llamar a cualquiera de nosotras y preguntarnos tu número. Eso también las listas, que es cuando te enteras de que todas tienen el teléfono de Roberto menos tú. Pues que me llame él, no voy a ser yo la que le de todo hecho.
Y vaya veranito, esperando que suene el dichoso teléfono, porque claro, si quiere tener una relación conmigo, tendrá que llamar ¿no? Ah, bueno, será que se ha ido al pueblo y es más difícil llamar, lo dejará para septiembre, claro, claro, Pues que mal, porque estamos perdiendo dos mese preciosos para conocernos y salir y disfruta de nuestro amor, porque sabiendo que me gusta, no sé por qué no se ha decidido antes, vamos, será cortito….
Y llega septiembre y ya estás lanzada a ponerle las cosas clara en cuanto te lo eches a la cara, porque si él no se atreve, te atreves tú, que lo mismo da, ¿no? ¡Igualdad, igualdad, las mujeres al poder!
Y se presenta Roberto el primer día de clase de la mano con una rubia estropajosa que ya quisiera que le quedaran las camisetas la mitad de bien que a ti, y os la presenta a ti y a tus amigas las entendidas, como “mi amiga especial”, Que mira qué casualidad, que nos conocemos del pueblo de toda la vida y este verano nos hemos decidido,… porque como vamos a estudiar la misma carrera….
Y se te queda una cara… Y le das dos besos a la estropajosa que es que te lo parece a ti, porque la chica es normal, claro.
Y tus amigas las entendidas, te dicen que vaya, que para qué te haces ilusiones, que eres tonta, que tampoco era para tanto lo que te decía del latín, tonta, es que quería copiarte la traducción.
Y te vas a casa como puedes, con la cabeza bien alta, pero pensando que te has dejado levantar el ligue por imbécil, que si te hubieras lanzado antes, que si te hubieras puesto otra camiseta, que si hubieras cambiado de sitio aprovechando el latín,… Y das por la estropajosa, a ver, ¿qué tiene esa que no tenga yo? Seguro que es una fresca, vamos,…. ¡Será tonto!
Y como ya te has visto un par de ves “Lo que el viento se llevó”, te vas a la cama muy digna, muy Escarlata O’Hara, y pones a Dios por testigo de que no volverás a ser tan tonta, que mañana volverás a Tara, que mañana lo pensarás, y que mañana será otro día. Y te levantas mañana (o dentro de un mes, más o menos) y se te abren las entendederas y gritas:
¡PERO SI A MÍ NUNCA ME HA GUSTADO ROBERTO!
Y ya.
“Quien mis cadenas más estrecha y cierra
es la inocencia mía y la pureza;
cuando ella sube, entonces vengo a tierra.”