martes, 11 de diciembre de 2012

RECUERDOS DE LA VACA Y EL BURRO

Yo recuerdo el Nacimiento en casa “toda la vida”.  Sacar las figuritas de sus envoltorios de papel, oye, que siempre había alguna rota,… Un año resultó que se nos había perdido el Niño y tuve que comprar otro a la salida del colegio. Que me fui de casa diciendo que lo iba a traer negro… Al final no me atreví a tener un Niño “adoptado”, ¡¡¡cobarde!!! También recuerdo lo que me costó aprender que eran mula y buey, que al final decidí que daba igual, y para mí fueron vaca y burro.
Los pastores y las pastoras, los patos y las patas, las lavanderas, el herrero (lo siento, no había lavanderos ni herrera), el horno de pan, el castillo de Herodes, los soldados (tampoco había soldadas), plantar lentejas y alubias para ponerlas en los campos, la arena del desierto (que era de la playa), la palmera,  y los Reyes Magos con sus camellos y sus pajes avanzando durante todas las Navidades hasta llegar al portal.  Y todo eso se fue reduciendo por falta de espacio, fuimos quitando a Herodes, el río, los puentes,… Hasta llegar a poner sólo “el Misterio”, porque en mi casa se llama Misterio. Y, a lo mejor se llama “Misterio” por alguna razón… (Y no estoy mirando hacia ningún Jefe de un diminuto Estado ubicado en una colina famosa de los alrededores de cierta Ciudad Eterna… ¿eh?)

Y en el recuerdo también queda un “¡no-no!”: Cuando “la bebecito” de poco más de un año entró en casa y se quedó deslumbrada con las bolas de colorines, el espumillón y las figuritas, todos nos quedamos conteniendo la respiración y preparados para salir de estampida a recoger el árbol, las figuritas, las bolas y (lo más importante) la niña, a la espera de que se produjera el inevitable desastre. Para nuestra sorpresa, se quedó con los ojos muy abiertos, estudió la situación y decidió: “no-no” señalando con su dedito… y siguió explorando la casa. Eran sus primeras Navidades “operativas” ya que las anteriores estuvo metida en su canasto y no enredó mucho, lo normal en bebés de dos meses…Pero este año era otra cosa, ya sabía andar, ya investigaba por su cuenta, y se valoró por un minuto de unos treinta segundos el no poner los adornos navideños por si la niña tenía algún “accidente”. De eso nada, aquí se pone el árbol y el Nacimiento, y la niña que lo disfrute, y si hay que estar detrás de ella, se está. Sí, ¿pero cómo se os ocurre fiaros de una diablilla de catorce meses?  ¡A la primera ocasión, apareció feliz, tan tranquila, con San José en la mano, el Niño estaba jugando con las gallinas y una oveja dormitaba en la cuna!  
Ahora vienen a decirnos que no hubo pastores ni pastoras, ni estrella, ni mula, ni buey. Que los Reyes Magos de Oriente no eran Reyes ni venían de Oriente,
Vale, pues ya sabemos que Herodes no comía turrón en esas fechas, que en la panadería no hacían marquesitas, que no había acebo para besar a tu novio, que no nevaba, que no era 25 de diciembre, que los misteriosos personajes no llegaron a Belén, y a lo mejor San José no era tan mayor, o el niño no nació de noche, y seguro que no hubo villancicos (eso es seguro-seguro).
Este año ya hemos perdido muchas cosas, hemos perdido trabajos, negocios, prestaciones sociales, prestaciones sanitarias, alumbrado público, pagas extras, hemos perdido el sentido de la decencia en políticos y personajes públicos. , … Por favor, Santo Padre no nos quite nuestras tradiciones, no nos quite la ilusión de los niños decorando sus Nacimientos con estrellas, angelitos, ovejas, pastores, caganérs, mejicanos tocando guitarrones, bailarinas con sus zapatillas en las manos, indios llegando con sus arcos y flechas, pescadores, gauchos con sus ganados, tamborileros, Reyes montados en camellos o a caballo, pajes cargados de regalos, soldados escondidos tras el castillo, ríos hechos con espejos, desiertos nevados, … No nos quite también la ilusión de evocar aquel Misterio Glorioso con la vaca y el burro.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

VINTAGE


Penélope Cruz  aparece en un festival de cine con un vestido “vintage”.  ¡Madre mía!, ¿qué será eso?
Y ¿dónde buscar la expresión? pues donde vamos todos a buscar en estos tiempos en que queremos rapidez y el mínimo esfuerzo (todo y ya): en Papá Google. Vintage es el término empleado para referirse a objetos o accesorios de calidad que presentan cierta edad, los cuales sin embargo no pueden aún catalogarse como antigüedades.
El caso es que parece que ahora es la moda, todo el que quiere destacar y ser original, debe llevar “moda vintage”.

Cuando los veranos llegaban a su fin, había tardes que no podíamos irnos al río. A lo mejor había llovido por la mañana, a lo mejor amenazaba tormenta, a lo mejor estaba nublado o a lo mejor hacía frío. Entonces aprovechábamos a ir de compras o mejor dicho, de escaparates.
Aquel día íbamos de compras, abuelita se tenía que comprar un bolso. Porque antes, ibas de compras cuando necesitabas algo, y más las abuelas. Las abuelas se compraban vestidos, bolsos o zapatos cuando se habían roto los anteriores, o cuando iban de boda y querían “ir de estreno”.
“Pues a mí el bolso no me gusta. Es de abuela”… No me inspiraba ningún sentimiento. Si abuelita necesita un bolso nuevo, ella verá cómo lo quiere, grande, pequeño, negro, gris, blanco… eso sí, bueno. Porque abuelita no se compraba cualquier cosa,… Y se lo compró, y aquel bolso salió a la calle en miles de ocasiones. Acompañó a abuelita un montón de años. De ese bolso salía todo lo que necesitabas. Por supuesto, la cartera, un carterón negro de piel, de abuelas…Las llaves de casa siempre estaban en el fondo de los fondos, en el fondo sur o en el fondo norte, pero siempre en el fondo. Siempre había un pañuelo para limpiarnos cuando comíamos un helado. Había caramelos cuando estábamos aburridos y así nos entreteníamos un buen rato. Por supuesto, aparecía la merienda si salíamos de paseo, la botella de agua por si teníamos sed. Cuando íbamos al parque, la comba estaba en el bolso, y la goma también, ¿Y cuántas tardes de final de verano aparecía la chaqueta cuando la tarde caía y refrescaba de repente?
Abuelita se hizo mayor, y el bolso ya era muy grande para ella, ya le pesaba, y se compró otro más pequeño. El gran bolso quedó guardado en el armario. Aunque no olvidado. Abuelita empezó a regalar sus cosas “en vida” y el bolso pasó al armario de mamá. No estaba olvidado, pero seguía guardado. Hasta que la última Navidad, mamá hizo limpieza en el armario y el bolso guardado y no olvidado, salió a la superficie. “Es de piel, es muy bueno, pero parece que está estropeado”.
“De eso nada, se le da una buena capa de Nivea (que es la mejor hidratante del mundo) y queda nuevo". Media tarde dando Nivea, y el bolso, como por arte magia, resucitó.
“¡Me lo llevo!”
Bueno, pues ¿qué pasa? ¿Es que sólo puede ser chic un vestido carísimo comprado en una tienda de antigüedades? ¿Es que el bolso que abuelita se compró hace cuarenta años no puede volver a salir a la calle con todo su esplendor? Pues sí, chicas, que tengo un gran bolso de estilo vintage, que para sí quisieran muchas de las divinity que luchan por ser las más fashion de las pasarelas.
Eso sí, las llaves siguen habitando en el fondo más fondo del bolso.

viernes, 5 de octubre de 2012

RECUERDO DE LAS LENTEJAS



Lens culinaris, la lenteja, es una planta anual herbácea de la familia de las Papilionáceas, con tallos de 30 a 40 cm, endebles, ramosos y estriados, hojas oblongas, estípulas lanceoladas, zarcillos poco arrollados, flores blancas con venas moradas, sobre un pedúnculo axilar, y fruto en vaina pequeña, con dos o tres semillas pardas en forma de disco de medio centímetro de diámetro aproximadamente.

.- ¡Pues hay que comer de todo! ¡Y tienen mucho hierro!
Y la misma cantinela todas las semanas. Porque había que comer legumbre todas las semanas, que eso no se perdonaba…Ya podías llorar, patalear, o estar comiendo dos horas,… ¡Que te las terminabas comiendo! Lo más impactante fue descubrir que había gente a la que le gustaban las lentejas. Es que no me cabía en la cabeza. Yo pensaba que lo que gustaba, gustaba, y lo que no, pues no, pero a todo el mundo igual. Pues mira por dónde, había niños a los que les chiflaban las lentejas, y hasta las alubias.
Mi madre perdió la batalla con las alubias, pero las lentejassssssss,… Terminamos sobornados vilmente. Sí, sí, mamá también había aprendido a chantajearnos. Cada vez que nos preguntaba qué queríamos comer, nosotros pedíamos croquetas de atún, eran nuestra perdición. ¿Qué se le ocurrió? Estableció una asociación indisoluble entre croquetas y lentejas. Y así pasó nuestra infancia, nuestra juventud,… en fin, nuestra estancia en el hogar, el dulce y amoroso hogar,..Pero, mamá, ¡qué forma de estropear las croquetas!
- ¡es que hay que comer de todo! ‘¡Y tienen mucho hierro!
Con el paso del tiempo aprendimos que sí, que hay que comer de todo, que hay que saber comportarse, y que hay que alimentar al cuerpo con lo que necesita y no con lo que le gusta. Así que las lentejas quedaron “aceptadas” como una más de las obligaciones cotidianas. Y por supuesto que la frase tan popular de…”son lentejas, si quieres las comes….” en mi casa terminaba…”y si no, TAMBIÉN”
¡Qué poco sospechaba yo que la vida iba a seguir dando vueltas y vueltas y vueltas…!
Hace un par de años me fui de viaje con una amiga al Nuevo Mundo, saltamos el charco, nos fuimos a “explorar” y “vivir aventuras” a Argentina. Y una vez en Argentina, ¿cómo no explorarla de arriba abajo o de abajo arriba? Después de diez días de avión en avión, que cada vez que subíamos nos daban un bocadillo de jamón york (o asimilado) y queso (o asimilado) con un galletón relleno de chocolate y un caramelo, aterrizamos en Iguazú, un paraíso de clima “subtropical” (que lo dijo claramente el guía). Un hotel de cinco estrellas, “supermegafashion”, de esos en los que te tratan como si fueras el único turista del mundo,…Decidimos cenar en el hotel, darnos ese gusto, esa tranquilidad, ese relax que necesitábamos. Abrimos la carta y vemos como recomendación tomar la “sopa del día”. Oye, pues nos apeteció tomar la sopa del día,…
No descubro nada si ahora cuento cual fue mi sorpresa cuando aparecieron ante nuestros ojos dos radiantes, estupendos y exclusivos platos de lentejas.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
A mi mente sólo llegaba una imagen, una única imagen, una burlona cara,…
MI MADRE MIRANDO CÓMO SU HIJA, EN LA OTRA PUNTA DEL MUNDO, EN UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS, ELIGIENDO CENAR A LA CARTA UN SUCULENTO PLATO DE LENTEJAS.

.- ¡Es que tienen mucho hierro!    

jueves, 20 de septiembre de 2012

RECUERDO DE JUANA LA LOCA


En la tele estaba una señora con unas trenzas en la mano, lloraba desesperada y hablaba con un muerto, que ya sabía yo que no estaba muerto, que era un actor que se hacia el muerto.  Creo que pregunté que qué le pasaba a esa señora y me dijeron que estaba loca. Claro, ya lo entendí, se murió el señor, que era su marido y ella estaba tan enamorada de él, que se volvió loca y se cortó las trenzas. Era la primera noticia que me llegaba de Juana la Loca.
Después vinieron más obras de teatro, novelas y  películas, y me fui montando la historia a la medida de mis pocos años. Juana “Laloca”, que yo pensaba que era su apellido, se había casado con Felipe de apellido “Elhermoso”.  Aunque mi padre me había dicho que era muy guapo, todavía yo no sabía lo que eran los apodos y los sinónimos. Así que seguí informándome, y supe que un día se fue a jugar un partido de futbol y bebió agua fría y se murió.
Enseguida aparecieron los libros de Historia y entonces sí que aprendí mucho de los Reyes Católicos, y la señora pasó a apellidarse “de Castilla”, con lo que intuí que el tal Felipe tendría otro apellido.
… Carlos I, Felipe II,.. Felipe III,…
Eh, Eh, Eh, espera, que nos hemos pasado. A ver, estaban Isabel y Fernando, y luego venía su hija Juana, y después apareció su nieto Carlos I de España y V de Alemania. Jo, cómo sonaba aquello de bien, “primero de España y quinto de Alemania”, un señor muy listo, por lo menos debía de hablar varios idiomas, porque se movía por toda Europa como Carlos por su casa. El inicio de la dinastía de los Austrias en España, el inicio del esplendor, época del Renacimiento, grandes cuadros representándolo a caballo, con armadura, vencedor de batallas,…
Pues menos mal que mis padres me llevaron al teatro, porque si no…….. ¡Vamos, que me dejo a doña Juana fuera!
         Lola Herrera representando “Juana del amor Hermoso” en el papel de Juana la Loca, y Vicente Parra en el papel de su padre Fernando. ¡En dos horas de representación me enteré de bastantes más cosas de las que había estudiado en Historia! Lo primero que me quedó claro, es que no estaba tan loca, que estuvo muy enamorada de un marido que le impusieron,…. Pero vamos, que a lo mejor interesó que estuviera un poco más desorientada de lo que en realidad estaba. Bueno, lo de irse peregrinando con el féretro, fue una “pasada”, claro, y ahí Vicente Parra, llevaba razón, “hija, para ya y entierra a tu marido”     
         Juana, tercera hija de los Reyes Católicos, nacida en Toledo en 1479, fue “contratada matrimonialmente” por sus padres con el  hijo del Emperador Maximiliano I de Habsburgo, Felipe: archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, de Habsburgo, de Hainaut, de Holanda, de Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas. ¡Ala, apréndetelo si puedes! Aunque los futuros esposos no se conocían, se enamoraron locamente al verse. Pero dicen que mientras él perdía interés, ella cada vez se enamoraba más, y sentía más celos. Y tras varias desgracias dinástico-familiares (muertes de sus hermanos mayores Juan e Isabel, y la muerte del infante Miguel), se vio proclamada reina de Castilla en 1504. Creo que de aquí viene, más o menos, el hecho de tener un Felipe I antes de nuestro Real Felipe II,…Total, que ya la Historia no te cuenta claramente si se enfrió, o si lo envenenaron pero el hecho es que murió y la reina empezó a desvariar ya de una forma muy evidente. Finalmente, fue recluida en Tordesillas por su padre que asumió la regencia en su nombre hasta 1516 año en que Fernando II de Aragón muere y ya empezamos otra vez con líos.
Y en estos líos acabó la obra de teatro. Llegó a visitar a Lola Herrera (Doña Juana) un tal Juan Padilla, (o Juan Bravo o Francisco Maldonado) que no me enteré muy bien, pero creo que se había juntado con otros nobles para restituirla en el trono en contra de su hijo Carlos, el “primero de España y quinto de Alemania”, pero ella no quiso. De esto no me enteré muy bien, es que el tal Juan Padilla (o Juan Bravo o Francisco Maldonado) era Carlos Kaniowsky, y con quince años, por mucho que guste la Historia, o que interese el teatro,…. hay cosas que distraen la atención irremediablemente.
Y, claro, yo ya salía del teatro con otras tareas pendientes.
         Primero necesitaba saber más de esta mujer. Una mujer hija de unos padres “extraordinariamente emprendedores”, y, como hermana de futuros herederos de ese gran legado, educada y obligada a otros fines, los de mantener alianzas entre reinos. Esa mujer que tuvo que ir adaptándose a las circunstancias que le iba imponiendo el destino; que se encontró presa de un loco amor por un marido de conveniencia, que se vio reina sin quererlo ni pretenderlo, y que, finalmente, fue pieza clave en la consolidación y afianzamiento de su hijo como rey de un país que le era desconocido y en gran parte hostil (Vaya, que tenía que buscar a los Comuneros y enterarme mejor…)
         Y segunda tarea, como ya me había sucedido más veces, el propósito de volver a encontrarme con Lola Herrera y con Vicente Parra, esos grandes actores que durante dos horas me llevaron a un periodo de la Historia de España que no había encontrado en los libros o que si estaba, no me había fijado.

domingo, 15 de julio de 2012

RECUERDO DE "EXTRA"


“¿¿¿¿¿Piiiiii????? ¿¿¿¿¿Hemos cobrado yaaaaa?????”
“¡¡¡¡¡Que nooooooo, que hasta la Lotería nooooo, pesado!!!!!”
Era el pistoletazo de salida de mis primeras navidades como funcionaria.
La Navidad anterior la pasé literalmente flotando, ¡¡¡¡¡Había aprobado mis oposiciones!!!!!  Años estudiando, una vida estudiantil disciplinada y responsable, la asistencia diaria a una academia, test, desarrollo de temas, casos prácticos, madrugones y noches en vela estudiando. Chupar rueda de mis compañeros de oposición, pasar apuntes, comprar libros, viajes a Madrid, presentarme a exámenes…. Aquella Navidad, los libros y apuntes se quedaron abiertos por el tema que estudiaba cuando mi padre llegó a casa pidiendo champán,….
Justo un año después, a seiscientos kilómetros de mi casa, de mi familia, de  mis amigos, de mi tierra, (eres funcionaria, te aguantas), oía lo que era tradición y casi bromas entre compañeros. ¿Hemos cobrado ya? Que tengo que comprar el turrón. Que vienen los Reyes,….Una de mis nuevas compañeras, que terminó siendo una de mis mejores amigas, me explicó: es que en diciembre cobramos antes… y nos dan la extra….Jo, ¿y yo voy a tener de eso? ¡¡¡¡¡Claro!!!!!!  ¡¡¡¡¡Ya contaba con seis flamantes meses de servicio!!!!! ¡¡¡¡¡Me correspondía una mensualidad de sueldo!!!!!  Eh????? Claro, si  pequeño era el sueldo, pequeña era la extra. .Bueno, ¿qué más me daba? Tenía mi nomina, podía pagarme el alquiler, los gastos del piso, la comida, y podía ir al cine los sábados,… y con la extra podría comprar regalos para mi familia. Hasta empezaba a tener mis pequeños ahorros,…
Recuerdo a compañeros, padres de tres o cuatro hijos haciendo planes para comprar el corderito, otros, como “el de siempre” empeñado en los turrones. Pequeñas ilusiones y pequeños planes para pequeñas pagas. Era más la ilusión, que la cuantía de la paga. Pero te conformabas, eras funcionaria…
La extra llegaba con el sorteo de la Lotería, bueno, no nos ha tocado el Gordo: salud, y a ayudarnos un poquito con la extra.
Aquellas Navidades compré regalos de verdad para mi familia, me pagué el viaje de vuelta a casa por Navidad, como el turrón, me compré unos zapatos de puro capricho. (Confórmate, eres funcionaria, no da para más)
Pasaban los años y siempre se oía “¿¿¿¿¿piiiii????? ¿¿¿¿¿Hemos cobrado ya?????” “Qué pesado, que hasta la Lotería nooooo”.
Pí se jubiló, y los hijos del pesado de cada año se fueron marchando de casa, a lo mejor ya no necesitaba de la extra para ir a por el turrón, a lo mejor ya lo traían sus hijos…Aunque cada vez había menos turrón porque el sueldo no subía y los precios por supuesto no bajaban.
Y ahora, de un día para otro, nos quitan la extra, No era muy grande, pero dentro de sueldos pequeños,… ya se sabe, ¿no? ¿Y qué pasa ahora?, que todo aquello que dejábamos pendiente para afrontar con la extra, seguirá pendiente hasta que podamos ahorrar hasta completar la cuantía de la extra, pero, claro, como ya llevamos décadas de congelación, y un par de añitos de descuentos,….. Cada vez tenemos menos para ahorrar, y encima los precios siguen subiendo, y ya no tenemos más de donde echar mano,….
¡Ay, Extra!, ¡cómo te echo de menos ya en Julio!,….aunque no te preocupes, nos han prometido que nos veremos para la jubilación. De momento hasta los 67 no nos encontraremos, Pero no pierdas la perspectiva, a lo mejor es más tarde,…. Y fíjate, con suerte, ni me acordaré de que te perdí allá por el 12, cuando los hijos tenían que vivir con los padres y de los padres, hasta tener la suerte de poder independizarse pasados los 30, cuando había cinco millones de parados, cuando el destino de nuestro país se decidía fuera de nuestras fronteras, cuando empezábamos a aprender alemán,  cuando las barbas de los griegos estaban ya peladas, cuando se empezaba a llevar el negro para los viernes… cuando España era campeona del Mundo de fútbol, cuando a Nadal le daban la bandera para portarla en los Juegos Olímpicos, cuando el país se  desayunaba cada mañana con un nuevo escándalo de corrupción, cuando los funcionarios teníamos la culpa de todo…
¡Ay, Extra, cómo te echo de menos! 




“cosas veredes, amigo Sancho”

martes, 8 de mayo de 2012

RECUERDO DE LOS SECRETOS










“Déjame, ya no tiene sentido es mejor que sigas tu camino….”
“Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta…”
“He muerto y he resucitado, con mis cenizas un árbol he plantado….”

Mi mundo cambiaba. Poco a poco iban pasando los cursos, aparecía el latín, griego, química. Tenía que leer libros por obligación, conocer el teatro clásico, formular ácidos y hacer derivadas, se acercaba algo llamado "selectividad",… y sonaban canciones: HOY NO ME PUEDO LEVANTAR, EN LA PLAYA ESTOY TUMBAO, A QUIEN LE IMPORTA, VOY A SER MAMÁ, DIME QUE ME QUIERES, ENAMORADO DE LA MODA JUVENIL, DEJAME, SIN DIRECCIÓN, RUFINO, PACTO ENTRE CABALLEROS, PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID, PRINCESA,…Tenía un montón de “entradas” para procesar. Mis amigas se peleaban por un grupo o por otro, entre Miguel Bosé o Miguel Ríos,  Joaquín Sabina, o Antonio Flores…. “Pues a mí me gustan los Secretos”. Ya estaba la rarita, ¿Los Secretos? ¡Pero si ésos son muy tristes! ¡Ésos no van a llegar a ninguna parte! ¡Si no se les oye! “Bueno, vale, pero a mí me gustan”. Mi vida seguía adelante, con éxitos y fracasos, con alegrías y con penas, y los Secretos aparecían y desaparecían, Cuando aparecían, me enganchaba, cuando desaparecían, los buscaba, los añoraba, encontraba discos, descubría canciones y me las aprendía, No era un grupo “del candelero”, Intuí que en esto de lo que llamamos “artisteo” también hay monopolios, intereses,… y estilos de comportamiento. Lo aprendí escuchando una y otra vez los” OJOS DE GATA”, una historia mucho más triste y más real que la que vivía Sabina cuando le DIERON LAS DIEZ a todas horas y aún más cuando se juntó con Rocío Dúrcal.
¿Pero qué se oía?, ¿que se habían separado? Pues no, mentira, era “un aparte”, un investigar por separado. Vale, lo entendí, era cuestión de esperar. Como ya estaba acostumbrada, tampoco era un problema en mi vida diaria... En ese tiempo asistí a un concierto de Álvaro, me encantó. Pasé una tarde estupenda aunque quienes estaban a mí alrededor parecían esperar otra cosa. En una entrevista que le hicieron a altas horas de la madrugada y que también escuché por casualidad, descubrí que este grupo se componía de personas como yo o como mi vecino, sólo que en vez de ser médicos como mi vecino, componían música y cuando les gustaba la enseñaban a los demás, y si gustaba a los demás, la vendían. Y como en todos los trabajos, había épocas de más faena y otras de menos. Supe que Enrique se juntaba con “los problemas”, aunque a mis manos (entonces) no llegaron sus canciones. De repente, sin aviso, se escuchaba en todas las emisoras “AGARRATE FUERTE A MÍ, MARÍA”. ¿Cómo explicar aquello?, ¿Cómo explicar la explosión de sentimientos? ¿Cómo era posible que aquella canción me hiciera sentir que alguien sufría tanto?  Aquellas ganas de buscar a María y pedirle por favor, por favor, abrázalo, no le sueltes, no le dejes, por favor, por favor, ayúdele, quédate a su lado, protégelo, que duerma tranquilo, que se serene a tu lado, calienta su alma….
Cómo explicar que los genios son así, que gozan y sufren a tope cada momento, que la grandeza de su obra surge de la intensidad de su sentimiento. Lamentablemente, no sabíamos que aquello era el preludio de una tragedia,… o sí.
¡Los Secretos vuelven! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡El grupo ha decidido retomar su camino, bien!!!!!!!!!!!!!! Para anunciarlo, Enrique y Álvaro, aparecieron en los premios Amigo, Una aparición corta, entregando un premio, pero que recordaré siempre, allí había algo que no encajaba, Y desgraciadamente, a los pocos días, aquello se “desencajó” de la forma más traumática que podíamos imaginar.
Pero los Secretos siguieron su camino, firmes, paso a paso, día a día. y después de más de treinta años de oficio, ya nadie duda de que desempeñan su trabajo a la perfección, como mi vecino, como cualquiera de nosotros que trabaje en lo que le gusta, con experiencia, con responsabilidad, mejorando cada día, buscando calidad, …
Y eso lo vi hace poco. Asistí a otro concierto, pero esta vez Álvaro Urquijo era miembro de los Secretos, y lo dieron todo, todo lo que traían para compartir, volcaron en el escenario años de experiencia, años de trabajo, años de lucha y de buen hacer. Y salí del concierto con mi alma llena, llena de todo lo que habían vertido en ella durante esas dos horas y media. No se había desperdiciado ni una gota, desde la primera hasta la última, habían pasado directamente de sus guitarras y teclados a mi alma.
¿Y qué me importa si antes del concierto Álvaro Urquijo estuvo a mi lado y no le dije nada? ¿Perdí la oportunidad de hablarle? Pues no, al fin y al cabo, no nos conocemos de nada, nunca nos han presentado, Y creo que eso es bueno. Saber separar el trabajo público de la vida privada, es otra demostración de grandeza, personalidad y profesionalidad.
Aunque “aviso a navegantes”, si algún día por esas casualidades que se dan en la vida, me los presentan cara a cara, en primer lugar daré un grandísimo besazo a “los Secretos” y después estaré encantada de conocer a cada una de las personas que integran ese grupo.    



    

 

jueves, 22 de marzo de 2012

RECUERDO DE FRANCISCO VALLADARES

¡Había teatro! Al día siguiente me iba de excursión con el colegio. Aunque tenía que madrugar, me dejaron quedarme, al fin y al cabo, iba de viaje y podía dormir en el autobús. Empezó la obra…y terminó. ¿Cómo puede pasar el tiempo tan rápido? Aquel rato habíamos estado en casa de una familia que alquilaba habitaciones, o las prestaba o no sé qué hacía con ellas, no me acuerdo. España estaba en guerra consigo misma, y en aquella casa había soldados, hombres de paso, no sé. Aquella gente se comportaba de una forma extraña, uno quería robarles, otro “se aprovechaba” de las hijas, el padre andaba perdido, la madre no estaba,… No se sabía muy bien si aquellos hombres iban a algún sitio, si huían, o si simplemente se escondían esperando que aquello pasara. Y llegó el protagonista, el protagonista dio un vuelco a la vida de la casa, un hombre tranquilo, callado, misterioso, fuera de lo corriente…Ya lo entendí, en mi mundo de niña, encajé el título perfectamente. Aquella obre se titulaba “La casa de las Chivas” porque las hijas estaban como cabras, se enamoraban del huésped, y competían por él. ¿Y quién era él?, Él era quien me transportó a los años de la guerra, a los años en que la necesidad ahoga, los tiempos en que se lucha por sobrevivir, los tiempos en que no se puede hablar, no se puede sobresalir, tiempos de hambre, de enfrentamientos entre hermanos, El personaje se llamaba Juan, pero el actor que me enseñó todo aquello era PACO VALLADARES.
Tiempo después, en la radio, descubrí a Rudyard Kipling, ¿quién era esa voz que me enseñaba a SER HOMBRE? ¿Quién era esa voz que me decía que cuando “nadie que me hiera, llegue a hacerme la herida, SERÉ HOMBRE? Esa voz era PACO VALLADARES.
¿Y quién era ese hombre que encontré en televisión recitando las canciones más tontas como si fueran versos del Sigo de Oro mientras todo el público se desternillaba de risa? Ese hombre era PACO VALLADARES.
Desde que lo conocí interpretando a Juan en aquella obra, me he limitado a tenerle presente en mis conversaciones sobre teatro, a escucharle cada vez que tenía ocasión, y a tratar de extraer todas las enseñanzas que transmitía en sus recitales y actuaciones.
Ahora ha muerto, y muchos lamentan que no tuviera en vida el reconocimiento público que merecía.
Yo sólo puedo darle las gracias por enseñarme, con su quehacer profesional que


Si hablas con el pueblo, y guardas la virtud.
Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman, y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos, que te llevan al cielo.
Todo lo de esta Tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún ...
¡Serás un Hombre, hijo mío !

Muchas gracias, Don Francisco.





jueves, 8 de marzo de 2012

RECUERDO DE BERLIN

Tenía muchas ganas de conocer Berlín, tenía curiosidad. Todos me hablaban de una ciudad increíble. Grandes avenidas, barrios con encanto, museos riquísimos, arquitectura de vanguardia,…
Pero yo quería ver la Puerta de Brandenburgo, y quería ver el muro. El muro que vi caer por televisión el nueve de noviembre de 1989. Tenía la varicela y me pasé una semana metida en casa, embadurnada de polvos de talco intentando no rascarme la cara, comiendo con pajita y viendo la tele a todas horas sin moverme del sofá. Alucinante ver a Rosa Mª Mateo dando botes mientras los berlineses derribaban el muro con sus propias manos.
        Veintidós años después de aquellas sesiones televisivas, yo tenía la oportunidad de pasar debajo de la puerta, cruzar de un lado a otro, experimentar la libertad de circular por aquellas calles reconstruidas y rediseñadas.
Llegué a la famosa puerta andando por la conocida avenida de los Tilos desde nuestro hotel que estaba en Alexander Platz, en la zona Este. La primera en la frente, dos días en Berlín y un escenario montado a todo trapo delante de la puerta. Y es que cuando uno va de turismo, no cae en la cuenta de que las ciudades tienen su propia vida, organizan eventos, hacen obras, y llueve cuando toca. Así que mi idea romántica de ver la puerta a lo lejos y llegar a ella disfrutando de su vista,… nada, sólo se veía la cuádriga de bronce que representa a la diosa Victoria.
         Con la desilusión de no haber podido disfrutar de la puerta como había previsto, creí que Berlín ya no sería lo mismo para mí. Sólo me quedaba la ilusión de visitar a Nefertiti y volver a España sin fotos bonitas. ¡Qué equivocada estaba!
Propusieron hacer una gira nocturna y aquí llegó mi mayor sorpresa. Nadie me había hablado de ello, no tenía conocimiento, estaba “en blanco” y me llevaron al Monumento al Holocausto. Dimos un corto paseo entre un bosque de bloques de piedras, concretamente, 2.711 bloques distribuidos en 19.000 metros cuadrados. Allí sí que se sienten cosas, te sientes agobiado por los bloques de cemento, inseguro por el suelo ondulado; perdido, porque como el suelo se eleva y se hunde al paso, los bloques te tapan y no es que te tapen a ti, es que pierdes al que va delante, al que va detrás, y al que tienes al lado; te sientes solo, abandonado, asustado, indefenso. Y si piensas en el sentido del monumento, llegas a tener una ligerísima y avergonzante idea de lo que fue para miles de judíos la vida y la muerte en los años terroríficos del III Reich.
        Después de esa impactante experiencia, nos llevaron a Postdamer Platz, la cara comercial, moderna y lúdica de Berlín, el lugar donde se encuentran las oficinas de Mercedes, donde se celebra la prestigiosa Berlinale, un lugar alegre lleno de cafés, oficinas y tiendas.  ¡Qué alivio!  ¡Los alemanes también descansan! aunque sea un ratito, las noches de verano. La imagen del alemán madrugador que trabaja todo el día para llegar pronto a casa, cenar y acostarse, queda también diluida cuando ves que hay terrazas en las que sirven cerveza hasta las doce. Vaya, parece que en Alemania la gente descansa de vez en cuando.
        Y por fin, el muro, la mañana era soleada y alegre, el guía trató de explicar lo que fue aquello. Viendo el tráfico, el movimiento de gente, trabajadores, turistas, estudiantes, el discurrir del río, mis expectativas quedaron superadas nuevamente. Me encontré  en una ciudad grande, grande y tranquila, grande y organizada, grande y moderna, Y  viendo los restos del muro, vi una ciudad símbolo de un país con una fuerza grandiosa, un país que surge y resurge,  un pueblo con voluntad de hierro más fuerte que el hierro, capaz de unirse y afrontar cualquier adversidad.
        Después de mi experiencia turística en Alemania, y viendo el desarrollo de los últimos acontecimientos económicos, a mi mente viene una sola pregunta: ¿Cuánto falta para que terminemos hablando alemán?

martes, 7 de febrero de 2012

A PROPOSITO DE SAN VALENTIN

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma; y uno aprende
que el amor no significa acostarse y que una compañía no
significa seguridad, y uno empieza a aprender...
 
Que los besos no son contratos y los regalos no son
promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la
cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen
una forma de caerse en la mitad.
 
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio
jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que
alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno
realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende
y aprende... y con cada día uno aprende.

miércoles, 11 de enero de 2012

LA ERA DE AQUARIO

LOS HIPPIES Fue un movimiento juvenil que tuvo lugar en los últimos años de la década de 1960 y que se caracterizó por la anarquía no violenta, la preocupación por el medio ambiente y el rechazo al materialismo occidental. Los hippies formaron una contracultura políticamente atrevida y antibelicista, y artísticamente prolífica en Estados Unidos y en Europa. Su estilo psicodélico y lleno de colorido estaba inspirado por drogas alucinógenas como el ácido lisérgico (LSD) y se plasmaba en la moda, en las artes gráficas y en la música.



          En verano íbamos al pueblo a visitar a los abuelos, allí nos juntábamos con el resto de la familia. Unas vacaciones, mi tía Ángeles apareció con faldas largas salpicadas de flores de colores bordadas, pantalones vaqueros llenos de cremalleras, collares de conchas y hasta se ponía flores en el pelo. Era la moda hippie, ante los ojos de una niña de pocos años, todo cambiaba muy deprisa, a partir de ese verano ya no tendría vestidos cortíiiiiiiiiiiiiisimos. Me hicieron faldas largas con volantes y puntillas, mis primas mayores se ponían cintas de colores en sus melenas largas, en la playa buscábamos conchas bonitas para poder pintarlas y colgarlas al cuello con cordones. Mi madre decía que cada cierto tiempo la moda cambiaba para que compráramos ropa nueva, luego en la tele llegué a oír que en época de crisis las faldas se alargan…. Un lío tremendo, yo no entendía qué tenía que ver la moda con eso de la crisis que parecía que es que te faltaba dinero. … (Jolín, ahora que caigo, a qué corta edad se entiende el concepto de “crisis”) Y es que todo era hippie, la ropa, las canciones, los cuadros, todo se etiquetaba como hippie, “es que fulanito es muy hippie”. Nada, imposible de entender… Luego, con el tiempo, todo aquello parece que se fue calmando, o eso creía yo, íbamos creciendo, la ropa era menos estridente, siempre había alguien que conocía a alguien que tenía una prima que se había ido a vivir a una comuna, pero aquella palabra que se asociaba con la de “secta”.
          Como ya teníamos la costumbre de que de vez en cuando mi hermano me llevaba al cine, llegó el momento de pedir permiso para ir a ver “Hair”, vaaaaaaaaaaaaya, mayores de 18, Jo, a ver mamá qué dice, Sorprendentemente, no hubo oposición, iba acompañada de un adulto, ¿no?
          Me solté la coleta, me puse tacones, me eché un colorete casi invisible, y nos abrazamos como novios. ¿Cómo explicar todo lo que descubrí viendo aquella película?
Primeramente, descubrí qué era aquello que durante toda mi infancia sonaba en las noticias como “la guerra de Vietnam”, algo que hasta entonces parecía que era el estado normal de las cosas, un país donde se iba a hacer la guerra…
          Tuve mi primer contacto con la homosexualidad, ¿es que si eras homosexual no ibas a la guerra?, ¿era una enfermedad?, Pero ese tema aun no me preocupó, no me llamó especialmente la atención, supongo que no había llegado el momento.
Lo que me impactó de verdad fue encontrarme otra vez con los hippies, pero ya no era una forma de vestir, era una forma de vivir. Creo que conocí por primera vez su filosofía de vida, sin preocupación por lo material, compartiendo lo que se tiene, lo que no se tiene y lo que se encuentra, libertad para ir o venir, hablar o callar, saltarse las normas “a discreción”, ser pacifista, oponerse a todo (o no), flores, colores, lazos, mezclas, amistad incondicional, amor sin compromiso. Y las drogas,… cómo se me pusieron los ojos cuando vi a aquella gente fumando porros para desinhibirse, tomando LSD como si fuera una forma de comunión de espíritus libres, la poca importancia que le daban a aquello, …
          En fin, que mi tarde de cine fue como si hubiera estado doce horas estudiando matemáticas sin parar, salí que no me cabía más en la cabeza. Pero con una sensación rara, me había pasado algo similar a lo que le ocurre a uno de los protagonistas, mi mente se abrió algo más, no voy a decir que mi vida cambió, no, simplemente, mi horizonte fue más allá, con la sospecha de que ese horizonte nunca dejaría de alejarse a medida que mi mente fuera experimentando y caminando. Supe que nunca estaría ante la última puerta por abrir, que ya nada sería blanco o negro, que nadie poseería la verdad absoluta, que las respuestas varían según las experiencias, que las personas evolucionan. La niña que entró en el cine aquella tarde de domingo, al salir había crecido, y sabía que nunca sería suficiente.