jueves, 20 de septiembre de 2012

RECUERDO DE JUANA LA LOCA


En la tele estaba una señora con unas trenzas en la mano, lloraba desesperada y hablaba con un muerto, que ya sabía yo que no estaba muerto, que era un actor que se hacia el muerto.  Creo que pregunté que qué le pasaba a esa señora y me dijeron que estaba loca. Claro, ya lo entendí, se murió el señor, que era su marido y ella estaba tan enamorada de él, que se volvió loca y se cortó las trenzas. Era la primera noticia que me llegaba de Juana la Loca.
Después vinieron más obras de teatro, novelas y  películas, y me fui montando la historia a la medida de mis pocos años. Juana “Laloca”, que yo pensaba que era su apellido, se había casado con Felipe de apellido “Elhermoso”.  Aunque mi padre me había dicho que era muy guapo, todavía yo no sabía lo que eran los apodos y los sinónimos. Así que seguí informándome, y supe que un día se fue a jugar un partido de futbol y bebió agua fría y se murió.
Enseguida aparecieron los libros de Historia y entonces sí que aprendí mucho de los Reyes Católicos, y la señora pasó a apellidarse “de Castilla”, con lo que intuí que el tal Felipe tendría otro apellido.
… Carlos I, Felipe II,.. Felipe III,…
Eh, Eh, Eh, espera, que nos hemos pasado. A ver, estaban Isabel y Fernando, y luego venía su hija Juana, y después apareció su nieto Carlos I de España y V de Alemania. Jo, cómo sonaba aquello de bien, “primero de España y quinto de Alemania”, un señor muy listo, por lo menos debía de hablar varios idiomas, porque se movía por toda Europa como Carlos por su casa. El inicio de la dinastía de los Austrias en España, el inicio del esplendor, época del Renacimiento, grandes cuadros representándolo a caballo, con armadura, vencedor de batallas,…
Pues menos mal que mis padres me llevaron al teatro, porque si no…….. ¡Vamos, que me dejo a doña Juana fuera!
         Lola Herrera representando “Juana del amor Hermoso” en el papel de Juana la Loca, y Vicente Parra en el papel de su padre Fernando. ¡En dos horas de representación me enteré de bastantes más cosas de las que había estudiado en Historia! Lo primero que me quedó claro, es que no estaba tan loca, que estuvo muy enamorada de un marido que le impusieron,…. Pero vamos, que a lo mejor interesó que estuviera un poco más desorientada de lo que en realidad estaba. Bueno, lo de irse peregrinando con el féretro, fue una “pasada”, claro, y ahí Vicente Parra, llevaba razón, “hija, para ya y entierra a tu marido”     
         Juana, tercera hija de los Reyes Católicos, nacida en Toledo en 1479, fue “contratada matrimonialmente” por sus padres con el  hijo del Emperador Maximiliano I de Habsburgo, Felipe: archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, de Habsburgo, de Hainaut, de Holanda, de Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas. ¡Ala, apréndetelo si puedes! Aunque los futuros esposos no se conocían, se enamoraron locamente al verse. Pero dicen que mientras él perdía interés, ella cada vez se enamoraba más, y sentía más celos. Y tras varias desgracias dinástico-familiares (muertes de sus hermanos mayores Juan e Isabel, y la muerte del infante Miguel), se vio proclamada reina de Castilla en 1504. Creo que de aquí viene, más o menos, el hecho de tener un Felipe I antes de nuestro Real Felipe II,…Total, que ya la Historia no te cuenta claramente si se enfrió, o si lo envenenaron pero el hecho es que murió y la reina empezó a desvariar ya de una forma muy evidente. Finalmente, fue recluida en Tordesillas por su padre que asumió la regencia en su nombre hasta 1516 año en que Fernando II de Aragón muere y ya empezamos otra vez con líos.
Y en estos líos acabó la obra de teatro. Llegó a visitar a Lola Herrera (Doña Juana) un tal Juan Padilla, (o Juan Bravo o Francisco Maldonado) que no me enteré muy bien, pero creo que se había juntado con otros nobles para restituirla en el trono en contra de su hijo Carlos, el “primero de España y quinto de Alemania”, pero ella no quiso. De esto no me enteré muy bien, es que el tal Juan Padilla (o Juan Bravo o Francisco Maldonado) era Carlos Kaniowsky, y con quince años, por mucho que guste la Historia, o que interese el teatro,…. hay cosas que distraen la atención irremediablemente.
Y, claro, yo ya salía del teatro con otras tareas pendientes.
         Primero necesitaba saber más de esta mujer. Una mujer hija de unos padres “extraordinariamente emprendedores”, y, como hermana de futuros herederos de ese gran legado, educada y obligada a otros fines, los de mantener alianzas entre reinos. Esa mujer que tuvo que ir adaptándose a las circunstancias que le iba imponiendo el destino; que se encontró presa de un loco amor por un marido de conveniencia, que se vio reina sin quererlo ni pretenderlo, y que, finalmente, fue pieza clave en la consolidación y afianzamiento de su hijo como rey de un país que le era desconocido y en gran parte hostil (Vaya, que tenía que buscar a los Comuneros y enterarme mejor…)
         Y segunda tarea, como ya me había sucedido más veces, el propósito de volver a encontrarme con Lola Herrera y con Vicente Parra, esos grandes actores que durante dos horas me llevaron a un periodo de la Historia de España que no había encontrado en los libros o que si estaba, no me había fijado.