lunes, 20 de octubre de 2014

RECUERDOS DE UNA AMIGA





¡Cómo se tejen y destejen las relaciones!  ¿Cómo se acaba una amistad? ¿Por qué olvidamos a personas que formaron parte de nuestras vidas? ¿O es que en realidad queremos protegernos de los recuerdos?
Hace unos días fui a la presentación de un libro con mi amiga Carmen. Estaría el autor, sus amigos, su familia, hablaría de su libro, daría las gracias, en fin,… lo normal en estos casos, una velada tranquila.
Llegamos pronto, nos pedimos un café. Mi amiga se quedó mirando la mesa de la esquina: mira quién está allí, Babi. Estaba sorprendida y a la vez emocionada, como si estuviera ante un imposible. Lo primero que pensé, ¿quién se puede llamar Babi? Y ni se me ocurrió darme la vuelta a mirar. Carmen siguió, ¡pero mira!,…. ¡Babi…! ¡Tu amiga Babi!
¡¡¡¿¿¿Mi amiga Babi???!!! ¿Que yo tengo una amiga que se llama Babi? No, no, a mí no me van las Babi,… Carmen no entendía nada, yo no me volvía,  ella estaba a punto de darme una torta para que yo reaccionara,… y…
Desde la mesa de la esquina  “ella” se levantó, no muy alta, regordeta, muy morena, con coleta,… y se acercó.
-¡No me lo puedo creer!..¡eres tú!,… ¿cuántos años hace? (Y me miraba con los coloretes subidos, rebosando felicidad,…)
-Perdona, no caigo… (¡qué vergüenza!)
-Soy yo, Babi, ¿no te acuerdas de mí?
-Pues el caso es que,… no sé,… parece que me quiero acordar de que yo conocía…
-Claro, claro, lo entiendo, tantos años,… y tal y como acabamos,… lo entiendo,… Es que me ha hecho mucha ilusión encontrarte,.. pero lo entiendo.
Me sentí culpable, muy culpable, avergonzada,… empezaba a querer recordar,… aquella cara, aquella sonrisa,… aquella mirada,… y el sentimiento de culpa era cada vez más grande.
Empecé a pedir perdón  como si me fuera la vida en ello:
-Perdóname, creo que sí que te conozco, no sabes cuánto lo siento,…sé que te conozco,…
-No te preocupes, si lo entiendo perfectamente, si es que me fui de un día para otro,… claro,.. y tú te habías comprado el piso,… y… fueron unos días muy atareados, y todo tan rápido…
En ese momento lo recordé todo. ¡Babi! ¿Pero cómo te he podido olvidar? ¡Si éramos inseparables! Mi cabeza daba vueltas a mil por hora, no podía ser,… me había olvidado de Babi, mi vecina Babi,…

-¿Te acurdas ya? ¿Te acuerdas?
-Perdóname, Babi, me siento fatal, te había olvidado,…
-No, si lo entiendo
-¿Cómo lo vas a entender?,… que te había borrado de mi vida. ¡Con los años tan bonitos que pasamos en aquella casa! ¡Las vecinas del alma! Si yo entraba en tu casa y tú en la mía casi con las mismas llaves,…
-Sí,… ¿Te acuerdas las cenas que nos preparábamos? ¿Te acuerdas cuando me quedé en tu casa tres días sin poder entrar en la mía por las goteras?
-Y te acuerdas cuando aquel novio que tenías….
-Calla, calla,… mejor no acordarnos de él.
-Babi, ¿qué pasó? ¿Por qué te he olvidado y tú lo entiendes? Si soy una estúpida. Si me estoy muriendo de vergüenza contigo…
-No, no,… si fueron las circunstancias, si no me extraña que me borrases de tu memoria, si es que me dieron el traslado en una semana, si tú estabas con lo del piso,… si es que fue la fatalidad, que perdí la agenda con tu nueva dirección,… claro y no teníamos móviles.
Cuanto más me disculpaba, más recuerdos venían a mi mente, y más avergonzada me sentía. Pero curiosamente, más dulce y comprensiva se volvía Babi.
Hablamos, hablamos, reímos, recordamos, lloramos, y nos juramos no volver a separarnos, ya que Babi había vuelto hacía unos días con un nuevo traslado. Por descontado que se vendría a mi casa hasta encontrar un piso, y ya planeamos empezar a buscar por mi zona, venden uno en mi portal. Habíamos perdido muchos años de amistad por esos caprichos que tiene la vida al margen de nuestra voluntad. Y por esos mismos caprichos, nos había vuelto a juntar. Era nuestra segunda oportunidad y no la íbamos a dejar pasar,
Me he dado cuenta de que la amistad es una joya. Una joya muy valiosa, muy cara, muy frágil y muy delicada. Las mejores joyas, como las mejores amistades, requieren un trabajo minucioso, de filigrana y engarces con distintos materiales, con broches de seguridad. Por eso dicen que la amistad se vende cara, porque es difícil construirla, porque cualquier movimiento brusco o un simple “enganchón” pueden romperla, porque, como las joyas, tienes que cuidarla, saber dónde la tienes, dónde la guardas, a dónde la llevas, porque es fácil de perder si no la cuidas. Y como cuando crees perdido un anillo y al cabo del tiempo lo encuentras y lo guardas en el mejor rincón del joyero, así debes obrar cuando la vida te vuelve a traer una amistad desde la mesa del fondo. Saber que ese capricho no volverá a repetirse y esta vez sí está en tu mano. 
Me gustaría contar cómo hemos retomado nuestra amistad, cómo hacemos planes juntas, cómo hemos vuelto a ser inseparables, y cómo estamos intentando ponernos al día de nuestras vidas. Podría seguir escribiendo sobre nuestras aventuras y desventuras, sobre nuestro compartir,… Podría, sí,..  En cuanto sueñe la segunda parte, os la cuento,… Pero necesito eso, volver a pasarme otra noche soñando con reencontrar una amistad perdida y que sólo existió en la realidad del sueño de una noche.
¡


"Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."