¿Desde cuándo tenemos
memoria? ¿Hasta dónde llegan nuestros recuerdos? ¿Seleccionamos lo que queremos
recordar? ¿Guardamos lo importante?
¿Olvidamos lo doloroso? ¿Borramos lo insignificante? ¿Qué criterio sigue nuestra
mente?
Mi amigo Juan, se
queja amargamente de que aún no he tenido un recuerdo para él. Yo siempre le
contesto lo mismo, mis recuerdos surgen cuando quieren y como quieren al hilo de cualquier anécdota diaria sea importante o no, mía o de otro,…
El viernes, el
sábado, o el jueves, ¿o qué día fue? Asistí al último estreno de mi amigo Juan:
“Tulipanes de abril”. ¿El tema?,… no
sé,… ¿el Alzheimer? ¿O la historia de una vida? ¿O el resultado de un amor? ¿El
final del camino? ¿El recuerdo de alguien que te olvidó?
Si te paras a pensar en esta enfermedad, llegas a la
conclusión de que en los principios del siglo XXI aún no tiene cura, sale
ganadora en todas las batalles que emprende. Te escoge porque quiere y puede,
Es una enfermedad cruel que te va borrando toda tu mente, tus vivencias, tus
conocimientos, tus amores, tus desamores, tus alegrías y tus penas. Te va
reseteando a la velocidad que quiere y elimina tus archivos en el orden que
ella decide hasta que tu cuerpo se olvida de vivir.
“Tulipanes de abril” te
hace pensar,… esto le puede pasar a
cualquiera, sí, a mí también. Y entonces, te vienen a la mente los clásicos: no
dejes para mañana lo que puedas hacer
hoy, tempus fugit, carpe diem, llena el minuto de sesenta segundos que te
lleven al cielo Te entran ganas de atrapar todas las rosas no sólo porque
mañana estarán marchitas, sino porque quizás mañana ni siquiera recuerdes lo
que es una rosa.
Por eso hoy quiero recordar
una tarde-noche de un día cualquiera, una tarde-noche en que disfruté de
minutos rebosantes de segundos que me llevaron al cielo,
Y quiero
escribir las rosas que cogí, guardar la
fotografía de lo que hablamos reímos y compartimos Pilar, Angélica, Clara, Olga,
Laura, Rubén, Paco, Mariano, Cere, Pepe y Juan, claro, porque el artífice de esos
tulipanes fue Juan.
Gracias; Juan,
por manejar los tulipanes de abril, para
que yo recuerde los pequeños momentos antes de que llegue el “desrecuerdo”.
Y por recordarme que no olvide que “Todo lo que hemos sembrado en
nuestra vida nos guía hasta el final del camino como luz en la oscuridad” (frase
de Juan Martín)