martes, 15 de marzo de 2011

RECUERDO DE CATEDRAL DE LEÓN

El estilo gótico se caracteriza por el uso de arcos apuntados, bóveda de crucería, arbotantes, trompas, pináculos y pechinas, y grandes vidrieras. La fachada se suele dividir en tres vanos con arquivoltas, un rosetón que marca la nave central y dos torres.
La Catedral de León, edificio religioso de estilo gótico clásico francés, inició su construcción en el siglo XIII bajo la protección del obispo Martín Fernández y el rey Alfonso X.
Su planta es de cruz latina, con tres naves desde la entrada al crucero, y cinco desde el crucero al altar mayor. Tiene 125 ventanas con 1.800 metros cuadrados de vidrieras y de ellas destaca el gran rosetón situado en el pórtico central entre las dos torres. La fachada principal está compuesta por tres pórticos. En el parteluz de la puerta principal, la escultura de Nuestra Señora la Blanca, que destaca por su humanidad.
En el interior, las vidrieras policromadas de origen medieval son el principal atractivo. Aún se conservan algunas de las originales. Restauradas en el siglo XIX, conservan la iconografía original basada en  temas del Antiguo Testamento.
Mi primer recuerdo de la catedral de León es: “pues yo no veo el topo”. Tenía unos cinco años y estaba dentro de la catedral  mirando hacia arriba intentando ver sobre una puerta, a un topo que me señalaban mis padres. “Sí, mira, eso que cuelga ahí arriba”, dijo mi madre. “Ahhhhhhh, buenoooooooo, eso?” . Me contaron la leyenda del topo, un “bicho malo“ que destrozaba por las noches lo que los obreros hacían por el día. Hasta que decidieron montar guardia todas las noches, y lo cazaron. Luego lo colgaron sobre la puerta, para tener un recuerdo del esfuerzo que costó su construcción.
Una vez “dada la vuelta”, mi cara cambió, “¡qué grande…,! papá, ¿cuánto mide?, ¿cómo subían hasta allí?, ¿se abren las ventanas?, ¿con qué las limpian, con Cristasol? ¿no se rompen nunca?” Mi madre me explicaba que las vidrieras eran todas distintas, que no había ninguna repetida, “bueno, y  ¿cómo lo sabe mi madre?. Seguramente que se ha venido antes a comprobarlo…..”
Después, el paseo por todas las naves, un montón de capillas, Vírgenes, Santos, Cristos,…. “¡qué lío…! ¿para qué necesitamos tantos? ¿Y luego dicen la misa en todas las capillas?. ¿Cuántos curas se necesitan?, ¿Y si una capilla se llena, tienes que irte a otra?, bueno, y eso de que la construyeron hace tantos siglos…. No puede hacer tanto tiempo, hay bombillas mejores que las que hay en casa de mis abuelos en el pueblo, eh? Que a lo mejor me están engañando….” Tampoco me quedó muy claro lo del coro, con tantas sillas y cerrado con una verja, en mi parroquia el coro se subía arriba a cantar y la gente también podía subir cuando no había sitio abajo. “No sé, esto de encerrar al coro….”.

Por fin salimos, pero por fuera era todavía más grande… “papá, ¿le damos la vuelta?” “Hoy no, es tarde y tenemos que volver a casa”. Mi madre me llamó otra vez la atención : “Mira, la Virgen Blanca”, pensé que era guapísima…..  Ya nos íbamos, cuando, mirando las torres, resulta que una era más pequeña que la otra, “¿es que no supieron hacerlas iguales? , pues vaya, si es fácil copiar, ¿no?”

 
Pasaron los años, en el colegio me enseñaron lo que era el gótico, lo que significaba la altura de los arcos, cómo se consiguió más luz para los interiores, la finalidad de las catedrales, la evolución de la expresión en la escultura, etc…. Volví a León y a su catedral muchas veces, cada vez miraba una cosa. Un año hasta visité Las Edades del Hombre con mi prima, otra vez nos pasamos un buen rato intentando adivinar la hora en el reloj de sol de una de las torres…
Pero cuando veo una fotografía o alguien habla de la Catedral de León, mi primer pensamiento es lo impresionada que me quedé con el topo y la cantidad de veces que al pasar por la catedral decía: “abuelita, ¿entramos a ver al topo?”


 

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