miércoles, 16 de marzo de 2011

VELAZQUEZ Y FELIPE IV


Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla en 1599 donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista influencia de Caravaggio. Fue un pintor del Barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
 El Barroco surge a principios del s. XVII y es un movimiento cultural que representa nuevos valores y un estado de ánimo diferente, es la época del sentimiento. El arte barroco se caracteriza por el realismo, colores ricos e intensos y fuertes luces y sombras. Los artistas elegían el punto más dramático, el momento en que la acción estaba ocurriendo para, de esta manera, evocar la emoción y pasión.
Tras su traslado a Madrid, Diego de Velázquez fue nombrado pintor de cámara del rey, labor a la que estuvo dedicado por el resto de su vida. El trabajo consistía en pintar retratos del rey y su familia y cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su pintura se caracteriza por un extraordinario dominio de la luz que consigue con  pinceladas rápidas y sueltas.
Felipe IV de España nació en Valladolid en 1605. Su reinado se caracteriza por el declive del Imperio, crisis económicas consecuencia de las continuas guerras, sublevaciones internas, y la pérdida de la corona de Portugal y los Países Bajos. La hegemonía del Imperio Español heredada de su abuelo Felipe II, se vio doblegada ante el poder de la Francia de Luis XIV. En cambio, y a pesar de esta crisis, el siglo XVII es el llamado “Siglo de Oro”, en lo cultural, literario, artístico, etc. 
Felipe IV murió, cansado de la vida y del gobierno, el 17 de septiembre de 1665, a los sesenta años de edad.

Nadie más cortesano ni pulido                       
que nuestro Rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.

Es pálida su tez como la tarde,
cansado el oro de su pelo undoso,
y de sus ojos, el azul, cobarde.

Sobre su augusto pecho generoso,
ni joyeles perturban ni cadenas
el negro terciopelo silencioso.

Y, en vez de cetro real, sostiene apenas
con desmayo galán un guante de ante
la blanca mano de azuladas venas

Mi libro de Lengua y Literatura se llamaba “Para ti”. En este libro es donde aparecía este cuadro unido a este terceto. Supongo que el ejercicio se trataba de mostrar al alumno lo que es la estructura de un terceto, aunque en mí produjo un torrente de preguntas que poco tenían que ver con el estudio de la métrica y las figuras o recursos literarios.

Era la primera vez que veía un retrato de este rey, desconocido todavía para una niña de nueve años. Desde luego, tenía que ser familia de Felipe II, el que en su Imperio no se ponía nunca el sol, a ése sí que lo conocía de oídas. Pero después del II, vendría un III, antes de éste que era el IV ¿no? Vale, tenía que investigar y saber algo de estos reyes.
Me encontré un montón de adjetivos que describían a este rey, cortesano, pulido, cansado, cobarde,  generoso, expresiones que unidas a esa imagen despertaban mi curiosidad: ¿cómo puede ser que un rey cortesano y pulido esté cansado? ¿Cómo se atreve el escritor a hablar de unos ojos de azul cobarde en un rey? ¿Un cobarde puede ser generoso? Y aquí llegaba mi siguiente problema, ¿Cómo puede un pintor plasmar todos estos adjetivos con tanta exactitud?, era mirar el cuadro (bueno, la foto) y realmente sentía toda  la grandeza de un rey, pero un rey triste, cansado, ¿un rey austero o un rey pobre?  (porque sostiene un guante en vez de un cetro real).
Bueno, bueno, ahora tenía que saber más de este tal Velázquez, sí, el de las Meninas, este pintor parecía ser minucioso.
 Pero, oye, que en esta foto no sostiene un guante, que es un papel, a ver, que dice la seño que es que Velázquez pintó varios retratos de Felipe IV.
        Total, que esta página del “Para ti” no me enseñó solamente lo que es un terceto, me empujó a sumergirme y aficionarme a la Historia de España, a enamorarme de la pintura de Velázquez y finalmente, a hacer más de cuatro horas de cola en la exposición que en 1990 el Museo del Prado dedicó a Velázquez para poder ver todos los retratos posibles de Felipe IV. Nunca esperé que mi ansia por ver a Felipe IV con un papel, con un guante, con coraza, de cazador, etc.., me llevaría a conservar otro gran recuerdo de la “vieja friendo huevos”, pero ese ya es otro recuerdo…..
 
              

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